Arcilla y pasta cerámica
Introducción.
Dentro del lenguaje común entre los trabajadores de la cerámica, es muy frecuente referirnos a las pastas cerámicas – especialmente a las que existen naturalmente – como “arcillas”; sin embargo, esta denominación se presta a constantes confusiones sobre las características que poseen cada una de ellas.
Mientras que la pasta cerámica es un conjunto de materiales que deben estar forzosamente presentes para constituir un cuerpo adecuado al trabajo de la alfarería, la arcilla no es más que uno de estos componentes, que, por sus propiedades físicas, principalmente, no puede utilizarse pura.
Diremos entonces aquí que una pasta cerámica debe contener tres tipos de materiales esenciales para obtener el comportamiento termodinámico esperado, es decir, para que pueda conformar objetos modelados con diversas técnicas que adquieran estabilidad por medio del calor. Estos tres componentes son los siguientes:
- Un agente plastificador: en este caso la arcilla que, además de sus propiedades modelables, también proporciona la resistencia al calor: una resistencia calorífica superior a aquella de los metales.
- Un agente estructurante: aquí, los materiales involucrados deben, como su nombre lo indica, proveer a la pasta cerámica de una estructura que le permita conservar su forma después de ser sometida al fuego.
- Y, por último, un agente aglutinante, que servirá para mantener unidas de manera permanente las partículas que conforman la pasta. La diferencia más importante en las definiciones de baja y alta temperaturas radica en que la pasta de baja sinteriza, mientras que la de alta vitrifica; fenómenos que generan un producto totalmente diferente. Estos fenómenos se explican en párrafos ulteriores.
Sucede pues, que los bancos de barro natural son fuentes de producción de arcilla que, estando en un período intermedio de conformación contienen, además de la arcilla ya formada, residuos de feldespatos, de sílice y de otros minerales que se asocian a ellos como impurezas; tales, las micas, el carbonato de calcio, el óxido de hierro y los dióxidos de titanio y/o manganeso. Ello implica que difícilmente vamos a encontrar bancos de arcilla pura.